
Orígenes del cine en los Países Bajos.
Se podría decir que el cine empezó en Holanda alrededor de 1950 cuando se hicieron las primeras películas de ficción, aunque con muy poco presupuesto. De ahí que surgieran los documentales. En 1952, Bert Haanstra (1916-1997), Max de Haas, Ytzen Brusse y Herman van der Horst (1910-1976) recibieron un premio colectivo en el Festival de Cine de Cannes. Van der Horst fue galardonado con el Grand Priz por su Shoot the Nets (1952). Esta escuela holandesa de documentales hizo muchas películas sobre la reconstrucción de la posguerra en Los Países Bajos y sobre naturaleza.
Años 1950.
En 1956, la NBB y el gobierno fundaron el Fondo de Producción para así estimular la producción de películas. Durante esta época se llevaron al cine muchas adaptaciones literarias, lo que le proporcionó madurez al cine holandés de ficción.
En 1958 se fundó la Academia de Cine holandés. La primera ola de estudiantes graduados fue inspirada por el cine francés. En pocas semanas y con poco presupuesto, Pim de la Parra (1940) y Wim Verstappen (1937-2004) produjeron De Minder gelukkige terugkeer van Joszef vatus naar het land van Rembrandt (1966), que se mostró en Cannes. Martin Scorsese fue co-autor del thriller Bezeten-Het gat in de muur (Obsesiones, 1969), Blue Movie (1971).
Años 1960.
Los creadores de documentales experimentales empezaron a surgir a principios de los 60. A diferencia de los primeros documentales que se hicieron, el tema humano como metáfora fue menos tratado, pasando así a dar más importancia a los individuos. Hay que destacar el documental De Werkelijkheid van Karen Appel (1962) de Jan Vrijman’s fue criticada en Holanda, pero ganó el Oso de Oro de Berlín. En 1988, Vrijman co-fundó el Festival Internacional de Películas Documentales que junto con el Festival Internacional de Cine de Rótterdam (1972), es el festival de cine más importante de Holanda.
Años 1970, la Revolución de Verhoeven.
El año 1971 fue un año de cambio en la historia del cine holandés. El éxito de Blue Movie fue sobrepasado por Verhoeven’s Wat zien ik (Diaro de una prostituta, 1971) y Turkish Delight (1973) (Delicia Turca) es la película holandesa con más éxito de la historia, con 3.3 millones de espectadores. Gracias a este éxito el cine holandés vivió sus días de gloria, con películas centradas en la ocupación Alemana, el pasado colonial y la emancipación de los homosexuales. Actores como Rutger Hauer y Jeroen Krabbé pasaron a ser reconocidos internacionalmente. En Estados Unidos, Verhoeven hizo la película de ciencia ficción RoboCop (1987) y Desafío Total (1990) y el erótico thriller Instinto básico (1992), entre otras. Sus películas fueron algo criticadas por su provocativo uso del sexo y la violencia. De Bont estableció su reputación en Hollywoord con el thriller de acción Speed (1994) (Máxima velocidad) y Twister (1996).
Después de 1976 el cine holandés fue cambiando gradualmente con la incorporación de una nueva generación de directores de cine, incluyendo Ate de Jong (1953) y Orlow Seunke (1952), Jos Stelling (1945) adaptó la película medieval Mariken van Nieumeghen (1974), pero después cambio el estilo para hacer tragicomedias, como El ilusionista (1983). En 1981, el fundó el Festival de Cine Holandés, dónde se entregan los premios más importantes del cine holandés.
En 1998 el Ministerio de Economía introdujo el CV, que permitía a los inversores privados una reducción en los impuestos. La industria del cine, entonces recibió 200 millones de euros en 5 años. Durante esa época se llevaron a cabo caras producciones como The Discovery of Heaven (2001) por Krabbé.
Siglo XXI

A principios del siglo XXI se puso de moda hacer películas sobre casos reales, como Van God Los (Stir Crazy, 2003), sobre un joven criminal en el sur católico y 06/05(2004), sobre el asesinato del político Pim Fortuyn. Poco después del estreno de su última película, el director Theo van Gogh (1957-2004) fue asesinado por un extremista islámico. Los problemas de la sociedad holandesa multicultural son el argumento de Van Gogh’s Cool! (2004), y Shouf shouf habibi! (Albert ter Heerdt, 2004) donde el director le da una mirada irónica a los marroquíes holandeses.
En la actualidad, unas 30 películas holandesas son producidas y mostradas al año, contra una media de 115 películas americanas y 70 películas europeas (excluidas las holandesas). En 2004, Los Países Bajos tenían 243 salas de cine y “art houses”, con 690 pantallas y 114, 880 sillas. Pocos holandeses van al cine, pero aquellos que lo hacen van con bastante frecuencia.